Cuando nos hacemos padres, cada etapa de nuestros hijos es una nueva experiencia, un aprendizaje constante que da paso a una mayor dificultad pues varía con cada uno de nuestros hijos.
¡Os aseguro que no por ser pediatra sabía más de crianza que otros padres!
Cuando me hice madre, era igual de inexperta que todos los padres primerizos. Por mi interés de hacerlo lo mejor posible, llegué a leer muchos libros que variaban según iban creciendo e iniciando cada nueva etapa con mis hijas. Para ese entonces no existía la herramienta de internet y la información se hacía más difícil de encontrar. Así que mis hijas han sido mi mejor máster, me hicieron aprender desde cómo actuar con el niño poco comedor, al igual que el mal dormidor, a gestionar las pataletas intensas y desbordadas como las fáciles y cortas, al igual que, ambas me ofrecieron adolescencias distintas: desde la difícil de comprender, guiar y acompañar, como la adolescencia dulce y tranquila pero no por ello sin sus debilidades y problemas.
Así que este post va de ello, ¡de adolescencia! de cómo podemos entenderla y algunos consejos que espero que os puedan ayudar con vuestros adolescentes. ¡Ahhh…! y no esperéis que vuestros peques se hagan adolescentes para prepararse, os recomiendo que comencéis a leer del tema antes de que comiencen la pubertad, para
que así la sepáis detectar, entender y comenzar a gestionar.
¿Qué les está pasando en la adolescencia?
Es una etapa importante en el desarrollo de su personalidad como adulto. Es el momento que inician su búsqueda intensa de su propia identidad personal, ideológica y sexual.
La edad de su inicio varia, en psicología refieren su inicio a los 10 años y finaliza a los 19 durante la cual también se ve influenciada por los cambios de pubertad, las chicas comienzan usualmente antes que los chicos ,su inicio de pubertad media es entre los 9 a 10 años y la de los chicos una media entre los 10 a 12 años.
Es el momento en que su cerebro está madurando, surgen nuevas conexiones entre su zona prefrontal (área del auto control : la razón, responsabilidad, moralidad) y la zona límbica (área emocional, impulsiva). Por lo tanto, al inicio de la adolescencia es su sistema límbico el que está al mando y por ello se mueven y reaccionan por sus impulsos y emociones y quieren vivir a tope. ¡El aquí y el ahora!
Los adolescentes sienten la necesidad de separarse de sus padres, buscan su espacio, se aíslan en su habitación para pensar, reflexionar, hablar con sus amigos, cambian de gustos e intereses de un día a otro, se replantean el mundo en el que viven o reajustan su personalidad. ¡Vamos! que te pueden sorprender con una opinión personal que no te esperarías o que salga vestido de su habitación de la noche a la mañana como si te hubiesen cambiado al hijo.
Durante su infancia los padres representábamos su modelo a seguir y buscaban nuestra aprobación, en la adolescencia se alejan de los padres y pasan a necesitar la aprobación de sus amigos. Prefieren estar con sus amigos/as porque son iguales y sienten que los entienden.
Pero, aunque se alejen de nosotros no debemos dejar de guiarlos a la distancia, debemos seguir vigilando sus amistades y compañías, continuar educándolos en el mérito de su esfuerzo y en la responsabilidad de sus actos, en mantener los valores y el respeto hacia sus padres y nuestros mayores.
Todo ello es algo que tenemos que ir inculcándoles desde bien pequeñitos y mantener en la adolescencia.
Consejos para padres de adolescentes
–No etiquetéis la adolescencia como una etapa negativa (la edad del pavo, la etapa rebelde…) o una etapa sin importancia, nada más lejos de la realidad.
-Se empático con ellos. Cuéntales alguna de tus vivencias similares en tu adolescencia, recuerda que sentías o que pensabas. Cuéntales alguna situación vergonzosa o difícil que hayas vivido en tu adolescencia. De esta manera ellos sentirán identificados en situaciones que están viviendo y que muy bien vosotros en un momento dado los podéis comprender.
-Respétale su separación, su silencio y su intimidad. Es una etapa donde necesitan sus tiempos, sus procesos sin que por ello no te mantengas vigilante a la distancia. La esencia es trabajar en la confianza y empatía con ellos.
-Préstales toda tu atención, cuando quieran hablar contigo. Interésate por sus cosas, hazles sentir que son importantes para ti, escuchándoles sus inquietudes, necesidades o curiosidades. Escúchalos primero antes de juzgar o prejuiciar.
No les critiques , da tu opinión sin herirles.
-Ayúdalos a resolver ellos solos sus propios problemas. Oriéntales a pensar y buscar por ellos mismos las soluciones ante un problema.
Que te vean como guías en su camino y no como rivales.
Tomando en cuenta que son responsables de sus actos y de los valores que ya les has inculcado desde la infancia.
-Se empático ante sus emociones. Permíteles aprender a gestionar la ansiedad, el miedo, la frustración, la indecisión.etc. En ocasiones compartiendo con ellos tus propias emociones y sentimientos, contándoles de cómo resolviste un problema, cómo te sentiste al ver un viejo amigo o ante la pérdida de alguien querido o con tan solo hablar en la hora de la cena de cómo te fue el día, aprenderán a gestionar sus emociones y sentirán que en un momento dado, cuando te necesiten, los podrás comprender.
-Demuéstrales todas las veces que sea necesario y puedas, que los quieres incondicionalmente y que siempre podrán contar contigo.