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TRASTORNOS DEL SUEÑO: TERRORES NOCTURNOS Vs PESADILLAS

LOS TERRORES NOCTURNOS

 

Los terrores nocturnos son una parasomnia, es decir, episodios que perturban el sueño nocturno.

 

Son situaciones muy frecuentes en la infancia, que suelen aparecer desde los 3 años hasta incluso los 5 años de edad.

 

¿Quién no se asustaría si tras dejar al niño dormido os lo encontráis sentado en la cama, agitado, gritando, llorando, aterrorizado o desorientado sin reconocer a las personas que le rodean? Y lo peor, si se despierta no puede decir qué le pasa debido a su confusión.

Cuando los padres viven por primera vez una situación como esta, llegan realmente asustados a la consulta.

 

Esta parasomnia ocurre en el primer ciclo del sueño, en las primeras horas de la noche, puede ir acompañada de enrojecimiento en la cara, respiración agitada, sudoración y hasta pupilas dilatadas. Una vez pasada la crisis, el niño se vuelve a dormir tranquilamente y a la mañana siguiente no recuerda para nada lo ocurrido.

 

Se estima que del 1 al 5 % de los niños en edad escolar presentan episodios de terrores nocturnos. Suelen aparecer de forma espontánea o ser provocados por diversos estímulos como ruidos, cambios forzados de postura en la cama, etc.

 

¿QUÉ HACER ANTE ESTOS EPISODIOS?

 

 Lo más importante es procurar no despertarlo, hablarle de forma suave y relajada para tranquilizarlo y hacer que se vuelva a dormir.

 

Cuidarlo y sujetarlo para que no se lesione en su agitación y/o  autoagresividad.

 

A la mañana siguiente no comentéis el episodio, pues él no lo recordará y le generará preocupación.

 

Solo si observáis episodios excesivamente frecuentes, intensos, o que ocasionan sintomatología al día siguiente como cansancio, somnolencia, irritabilidad o alteraciones escolares, sí sería recomendable consultarlo con un experto.

 

 

LAS PESADILLAS

 

Es igualmente una parasomnia, pero que ocurre en la fase REM (siglas en inglés de movimientos rápidos de los ojos). Se produce en las últimas horas de la noche a diferencia de los terrores nocturnos, además, mientras ocurren es fácil despertar al niño o que este se despierte de forma espontánea.

 

Cuando se despierta es capaz de reconocer rápidamente a sus padres y calmarse con relativa facilidad.

 

Al día siguiente recuerdan el episodio.

 

Las pesadillas son especialmente prevalentes en las niñas y su mayor incidencia es en la “edad de los miedos” comprendida entre los 4 y 8 años de edad.

 

Suelen tener relación con vivencias que asustan al niño (historias y personajes de miedo que le cuentan o ven en programas de televisión o acontecimientos agresivos o atemorizadores que viven en la escuela o en su casa).

 

RECOMENDACIONES A LOS PADRES:

 

-Si el episodio se produce al final de la noche: en las pesadillas, sí hay que hablarle y tranquilizarle.

 

-Evitar que el niño se pueda accidentar.

 

Evitar la exposición a videos o televisión con contenidos violentos.

 

-Observar si el niño ronca habitualmente.

 

No quitarle horas de sueño. Mantén las siestas si el niño las pide y evita la televisión u otras pantallas como ordenadores o videoconsolas en la habitación.

 

-Evita que las actividades extraescolares le resten horas de sueño.

 

-No acostarle con la vejiga llena. La necesidad de orinar puede ser un desencadenante de parasomnias.

 

-Si tienes dudas sobre cómo valorar algún episodio de parasomnia, grabe un video y muéstrelo a su pediatra.

 

 

 

 

 

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